quinta-feira, 21 de março de 2013

AMANECER DE PRIMAVERA



Esta luz,
esta luz renaciente y olvidada,
envuelta en mil olores y el zumbido de abejas
que se ha enseñoreado del jardín,
está llenando de pájaros mi alma,
de cantos mi garganta, de alegría
el costoso vivir de la jornada.
Me crece la hierba en los zapatos,
me levantan los rayos
de un sol naciendo sin barreras,
un cielo de azul que se despierta
en la paleta de niño sin pasado.
La mimosa,
entre ramas de flores desvaídas,
atesora los mínimos cobijos, nidos
de paja, de hojarasca, dejadas allí por el invierno,
por la mano paciente de los vientos,
por el latido esperanzado
de unas alas que nunca se detienen
y vuelven otra vez al sueño del hogar.
Un caracol delata su camino
que aplauden mariposas de múltiples destellos.
Voy hasta la ventana, saco
los brazos a la vida
y vuelo hasta una flor que estaba a punto
de perder con el día su gota de rocío.

MOISÉS CAYETANO ROSADO